lunes, 5 de noviembre de 2007

El Tarot, Viterbo y los polos

Por todos es conocida la existencia de un tipo de cartas llamadas Tarot y que estas cartas son utilizadas con la finalidad de poder escudriñar el futuro, sin embargo son muy contada la personas que conocen datos o información acerca del origen o historia de este sistema adivinatorio.

De acuerdo a la crónica existente en los archivos de Viterbo y recopilada por Giovanni J. De Caveluzo, el Tarot llegó a Europa por el año 1379, anota este autor:
“Procedente del país de los sarracenos y llamada Naib”, dicha denominación derivó al vocablo naipe, en el idioma español, sin embargo la antigüedad del Tarot se remonta a tiempos inmemorables y de acuerdo a la tradición oral se origina en Egipto donde se le tenía la como el libro del saber supremo, pero que debido al uso sus “hojas” se separaron convirtiéndose en baraja.

El experto francés Paul Marteu, uno de los directores de la casa Grimaud que es reconocida mundialmente por la calidad de sus cartas que fabrica opina que el mejor Tarot es el conocido el Tarot de Marsella del cual se deduce por la forma que presenta la vestimenta de los dibujos, fue elaborado aproximadamente en el siglo XV, contando este tarot con 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores, sin embargo el Tarot que actualmente se imprime mayoritariamente deriva de las reproducciones editadas por Nicolas Conver en el año de 1761.

En la interpretación del Tarot intervienen una multitud de factores que abarca desde los colores hasta la actitud que reflejan las figuras, como un ejemplo tenemos que el blanco que contiene en si todos los colores se relaciona con la paz y el reposo, la nada y la negación; el rojo a su vez es la impulsividad del instinto, las pasiones animales etc.

Por lo que a los cuatro primeros arcanos se refiere se inician con el mago que es la carta número uno y así se interpreta como el principio creador, el comienzo... es la imagen de la fuerza activa que se ilustra con un hombre de pie junto a una mesa en la que se tienen todos los instrumentos suficientes para poder realizar su trabajo.

La carta número dos es la sacerdotisa que simboliza a la matriz universal, la paciencia de engendrar eternamente, es representada como una mujer poca agraciada cuya cabeza está coronada por una tiara y sobre las rodillas tiene un libro abierto; la carta número tres es la emperatriz, símbolo de la fuerza del destino que entreteje los hilos de la vida, es el paso de la evolución humana en los diversos planos, se le ilustra con una mujer sentada cuya mano derecha sostiene una águila (imaginación creadora), y en la mano izquierda un cetro (el poder sobre la materia), por lo que a la carta número cuatro es representada por el emperador, que es el equilibro representado por la figura de un hombre sentado, lo cual indica reflexión y meditación.

Si embargo también hay que considerar que conceptos como son el mago y la sacerdotisa representan los polos del mundo espiritual, mientras que la emperatriz y el emperador son representativos del dominio activo sobre la materia.

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