lunes, 5 de noviembre de 2007

Magia blanca

La Magia blanca es el arte de entretener mediante trucos que aparentemente suponen una violación de las leyes de la naturaleza. Los magos basan sus prácticas en principios psicológicos y en la utilización de métodos manipulativos y mecánicos.



Estos principios psicológicos son la distracción, la sugestión, la imitación y el ocultamiento. Los espectadores no ven todo lo que ocurre, y creen ver cosas que en realidad no suceden.



Esta percepción engañosa conduce a falsas creencias, a una lógica falaz y, en definitiva, a la convicción de que el ejecutante consigue hacer cosas imposibles. La destreza manual del mago le permite realizar ciertos movimientos que el espectador no percibe o bien porque son ocultos, bien porque se disimulan imitando cualquier acción inocente y natural. Para los trucos más difíciles el mago además de sus manos emplea diversos instrumentos.


En ocasiones recurre a procedimientos mecánicos, como el uso de dispositivos simulados que el público ve pero no comprende, y de otros que no están a la vista. Entre los trucos escénicos más populares figuran el de hacer que los objetos aparezcan y desaparezcan, se transformen, leviten, penetren en cuerpos sólidos, o incluso en lograr que una persona sobreviva a la amputación de una parte de su cuerpo.

La magia mental es una rama de la magia que permite al ejecutante simular facultades de telepatía, clarividencia y adivinación.

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